lunes, 1 de junio de 2009

¿Y si me enamoro, entonces qué? ¿Qué me queda? Un corte de pelo nuevo, no más. Y ni siquiera estoy preparado para ello, nunca lo he estado para nada. ¿Y si dejase de existir, qué me quedaría pues? Ni siquiera un corte de pelo, porque la muerte no necesita de nada más que de uno mismo.

1 comentario:

Charles Parrens dijo...

Todas acaban extrañamente, me encaja todo menos el final.

Respecto a lo de estar preparado, no creo que haya que estarlo, para nada.

Sé que hablo con alguien que ya no existe, pero donde hubo siempre queda, o eso dicen.

-El cuento de los cangrejos rencorosos:

Los cangrejos se mudaron de isla porque los humanos no les dejaban vivir, con el tiempo supieron apañárselas, incluso fueron felices pero, el recuerdo de lo que les era propio provocaba en ellos cierto odio a la raza humana, odio que en realidad no hacía otra cosa que repercutirles a ellos mismos. De pronto, un día cayeron en la cuenta de la absurda situación, ni siquiera fueron capaces, meses después, de recordar el motivo de este enfado y, sin más, sin un antes o un después o una firma de paz, fueron felices por completo, hasta que un grupo de humanos ocuparon la isla y los cangrejos tuvieron que emigrar a una isla extraña, odiando a la raza humana de nuevo, sin darse cuenta de que lo habían hecho ya antes, ni de que a la isla que emigraban no era otra distinta a la que los había visto nacer.