martes, 29 de diciembre de 2009

Carta de amor a una persona desconocida

A quien corresponda: Te busco continuamante, mas no consigo hallarte. Me pregunto qué hago mal, cuál es el error que cometo una vez tras otra y que me impide encontrar la nube sobre la que yacer, el prado sobre el que posar mi pies, el cielo en el que habitar. Mi propio cielo.

Si estuvieses aquí, te diría que te quiero, que nada quiero más que estar a tu lado, que necesito de tu persona para seguir existiendo, que necesito que me digas que me quieres. Si estuvieses a mi lado, yaceríamos los dos sobre mi lecho impoluto y las sábanas acariciarían nuestros muslos. Nos abrazaríamos como si se tratase del último abrazo y nos besaríamos. Nuestras miradas detendrían el tiempo y, por un instante, sólo existiríamos los dos. Haríamos el amor, una y otra vez: acariciaría tu piel, lamería tu pecho, besaría tu cuello. En la penumbra de mi habitación, todo sería perfecto. Solos, sin nadie que pudiese vernos, sin nadie que pudiese decirnos que está mal. La felicidad dejaría de ser algo irreal y lo único que anhelaríamos sería una playa desierta, una balsa sobre el agua cristalina, las hojas secas cayendo sobre el asfalto, mas en mi cielo, los sueños se harían realidad.

Te diría que te quiero, al oído, un te quiero casi imperceptible, mas lleno de ilusión y esperanza. Me acostaría en tu regazo, tus manos rozarían mi oscuro cabello y dormiríamos, inmóviles, como si nada pudiese afectarnos, aparentemente muertos, mas vivos en nuestro interior.

Te espero, espero tus caricias, espero tus susurros, tus silencios. Espero encontrarte, allá donde estés.

Atentamente,

Javier.

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